lunes, 12 de abril de 2010

Jean Cocteau

Jean Cocteau (Maisons-Laffitte, 5 de julio de 1889 - Milly-la-Forêt, 11 de octubre de 1963), poeta, novelista, dramaturgo, pintor, diseñador, crítico y cineasta francés.
Jean Maurice Eugène Clément Cocteau nació el 5 de julio de 1889 en Maisons-Laffitte, una pequeña ciudad cerca de París. Hijo de Georges Cocteau y de Eugénie Lecomte, fue el menor tras Marthe (12 años) y Paul (8 años).

En 1898 Georges Cocteau, rentista hijo de abogados, se suicidó disparándose una bala en la cabeza. Esto, junto con el posterior traslado de Marthe y Paul al hogar de sus abuelos, hizo que Eugénie Lecomte fuera una madre sobreprotectora con el pequeño Jean.

En 1900 ingresó en el Lycée Condorcet, del que fue expulsado por indisciplina en el año 1904. En 1906 ingresó en el Lycée Fénelon, donde nunca logró un rendimiento regular, por culpa de su poco interés.

En 1908, Édouard de Max, fanático de la poesía del joven Cocteau, lo presentó en una Matinée Poética en el Théâtre Fémina, donde no dudó en declararlo como un joven prodigio de la poesía. Así, un año más tarde, publicó su primera compilación poética, La lampe d'Aladin. En 1909 se trasladó a su nueva residencia, en la rue d'Anjou de París, junto con su madre. Este mismo año, tuvo una fugaz relación con la comediante Madeleine Carlier.
Mediante el pago de cierta cantidad solía pasar ahí los domingos. De los doce espejos de las doce salas de baño, ése era el único de este tipo. El dueño lo había pagado muy caro y mandado traer de Alemania. Su personal desconocía el observatorio. La juventud obrera servía de espectáculo.

Seguían todos el mismo programa. Se desvestían y colgaban con cuidado los trajes nuevos. Desendomingados, se podía adivinar su empleo por las encantadoras deformaciones profesionales. De pie en la bañera, se miraban (me miraban) y empezaban con una mueca parisina que deja al descubierto las encías. Después se frotaban un hombro. El enjabonado se transformaba en caricia. De pronto sus ojos se iban del mundo, su cabeza se echaba hacia atrás y su cuerpo escupía como un animal furioso.

Unos, extenuados, se dejaban fundir en el agua humeante, otros volvían a empezar la maniobra; se podía reconocer a los más jóvenes en que saltaban de la bañera y, lejos, iban a limpiar del mosaico la savia que su tallo ciego había lanzado alocadamente hacia el amor.

Una vez, un Narciso que se gustaba acercó la boca al espejo, la pegó en él y llevó hasta el final la aventura consigo mismo. Invisible como los dioses griegos, apoyé mis labios contra los suyos e imité sus ademanes. Nunca supo que en vez de reflejar, el espejo actuaba, que estaba vivo y que lo había amado."

En el año 1909, gracias a su amistad con Serguei Diaghilev y a la revelación de los Ballets Rusos, Jean Cocteau ingresó al círculo del ballet y el teatro.

La muerte súbita de Raymond Radiguet, gran compañero de Cocteau, el 12 de diciembre de 1923 afectó terriblemente al poeta, que llegó a declarar: «ya no escribiré». Desesperado, Cocteau comienza a dedicarse al opio. A pesar de numerosas curas de desintoxicación, consumirá droga hasta el final de su vida.

En 1930 realizó su primera película: La sangre de un poeta. Cocteau fue hospitalizado durante 40 días debido a un ataque de fiebre tifoidea. Durante 1932 mantuvo una relación con Nathalie Paley, hija de un gran duque Romanov. Quedó embarazada, pero abortó debido a la intervención de Marie-Laure de Noailles, quien de joven había amado a Cocteau y se había propuesto arruinar su nueva relación. Durante el transcurso del año 1933, mantuvo una fugaz relación con Marcel Khill, quién falleció en 1940.

En 1943 falleció su madre, Eugénie Lecomte. En 1945 grabó la película La Belle et la Bête, donde conoció a quién fue su pareja más duradera, Jean Marais, cuya relación levantó fuertes críticas que Cocteau contrarrestó en sus ensayos contra la homofobia. En 1947 se reencontró con Édouard Dermit, quién se convertirá a partir de entonces en su hijo adoptivo y heredero universal.

El 3 de marzo de 1955, Jean Cocteau fue nombrado miembro de la Academia francesa (l’Académie française).

En 1958 falleció su hermana, Marthe Cocteau. En 1957 fue nombrado Miembro Honorario del Instituto Nacional de Artes y de Letras de Nueva York. En 1961 falleció su hermano, Paul Cocteau.
Jean Cocteau murió en Milly-la-Forêt, cerca de Fontainebleau, el día 11 de octubre de 1963, víctima de un infarto de miocardio el mismo día que Édith Piaf.


Fragmento del Libro Blanco:

"Hastiado de las aventuras sentimentales, incapaz de reaccionar, arrastraba las piernas y el alma. Buscaba el consuelo de una atmósfera clandestina. La encontré en unos baños públicos. Evocaban el Satiricón, con sus pequeñas celdas, su patio central, su sala baja adornada con divanes turcos en los que unos jóvenes jugaban a las cartas. A una señal del dueño, se levantaban y se alineaban contra la pared. El dueño les tentaba los bíceps, les palpaba los muslos, desempaquetaba sus encantos íntimos y los vendía como un comerciante su mercancía. La clientela estaba segura de sus gustos y era discreta, rápida. Yo debía resultar un enigma para aquella juventud acostumbrada a las exigencias precisas. Me miraba sin comprender; porque yo prefiero la plática a los actos. El corazón y los sentidos forman en mí una mezcla tal que me parece difícil comprometer a uno o a los otros sin que la otra parte se comprometa también. Es eso lo que me empuja a cruzar los límites de la amistad y me hace temer un contacto sumario en el que corro el riesgo de atrapar el mal de amor. Terminaba por envidiar a aquellos que, al no sufrir por la belleza ni vagamente, saben lo que quieren, perfeccionan un vicio, pagan y lo satisfacen. Uno ordenaba que lo insultaran, otro que lo cargaran de cadenas, otro (un moralista) sólo obtenía placer con el espectáculo de un hércules que mataba a una rata con un alfiler calentado al rojo vivo. ¡A cuántos de esos sabios que conocen la receta exacta de su placer, y cuya existencia se ha simplificado porque se pagan en fecha y a precio fijo una honesta, una burguesa complicación, no habré visto desfilar! La mayoría eran ricos industriales que venían del norte a liberar sus sentidos, y después regresaban a unirse con su mujer y con sus hijos. . Finalmente, espacié mis visitas. Mi presencia comenzaba a volverse sospechosa. Francia no soporta muy bien un papel que no es de una sola pieza. El avaro debe siempre ser avaro, el celoso siempre celoso. En eso estriba el éxito de Molière. El dueño pensaba que era de la policía. Me dio a entender que se era cliente o mercancía. No se podían combinar las dos cosas. Esta advertencia sacudió mi abulia y me obligó a romper con costumbres indignas, a las que se añadía el recuerdo de Alfredo, que flotaba sobre los rostros de todos los jóvenes panaderos, carniceros, ciclistas, telegrafistas, zuavos, marineros, acróbatas y demás travestis profesionales. Una de las únicas cosas que eché de menos es el espejo transparente. Se instala uno en una cabina oscura y abre un postigo. Ese postigo descubre una malla metálica a través de la cual la mirada abarca una pequeña sala de baño. Del otro lado, la malla era un espejo tan reflejante y tan liso que era imposible adivinar que estaba llena de miradas.









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