domingo, 15 de abril de 2012

Escritura Automática 76


Acordé conmigo mismo, respetar mis silencios. Desgraciadamente, todo iba demasiado rápido. Y era incapaz de reconocer mi interior y alrededor con demasiada precisión.
El zombie se apoderaba de mi interior.

Sus ojos verdes eran del color de un océano después de una tormenta, su luminosidad alcoholizada, provocaron un pequeño accidente de tráfico. Ya en el suelo, me levanté con mas dificultad de la esperada y sujeté con mi mano mis costillas.
Me dirigí al corro de gente que rápidamente me rodeó. “Estoy bien” murmuré, y con el destello aun fijado en mi memoria, volví a casa, a paso lento, palpando con mis manos, el camino a seguir.

Era de noche, y quise pasear por las sucias calles de mi ciudad.persiguiendo esos ingenuos pensamientos de libertad que tanto me gustan. Sentir estar perdido. Unos ancianos envueltos en cartones conversaban a modo Morse., mientras unas putas africanas, intentaban sacar unas monedas a cambio de carne amarga y resignada.

Recuperé totalmente la visión entre sus muslos. Una fragancia neutra de jabón higiénico, me recordó porque estaba allí. Mecánicamente, representé el papel de falso semental y por momentos recordé imágenes de negros ahorcados por el KKK.
Sin darme cuenta, ese coño me tragó lentamente, como un pesado camión entrando en un túnel de autopista

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